La Misa Crismal es una de las celebraciones litúrgicas más importantes del año litúrgico, presidida por el obispo en la catedral diocesana. Tradicionalmente, se celebra el Jueves Santo por la mañana, aunque puede adelantarse a otro día de la Semana Santa para facilitar la participación de los sacerdotes y fieles de la diócesis. Durante esta misa, el obispo, junto con sus sacerdotes concelebrantes, consagra el Santo Crisma y bendice los otros óleos: el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos. Estos óleos serán utilizados en los sacramentos y ritos a lo largo del año en todas las parroquias de la diócesis.
La Misa Crismal tiene una profunda significancia teológica y pastoral. Es un momento en el que la Iglesia local se reúne en torno a su obispo, manifestando la unidad del presbiterio y la comunión de toda la diócesis. Durante esta celebración, se renuevan las promesas sacerdotales, reafirmando el compromiso del clero con su vocación y su servicio a Dios y a la comunidad.
Óleo de los Catecúmenos: Utilizado en el sacramento del Bautismo, este óleo simboliza la fuerza y la protección de Dios para aquellos que se preparan para recibir este sacramento.
Óleo de los Enfermos: Utilizado en el sacramento de la Unción de los Enfermos, este óleo es un signo de la presencia sanadora de Dios, brindando consuelo y fortaleza a los enfermos.
Santo Crisma: Una mezcla de aceite de oliva y bálsamo, el crisma es consagrado por el obispo y se utiliza en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal, así como en la consagración de altares e iglesias. Representa la plenitud del Espíritu Santo y la consagración de los cristianos a la misión de Cristo.
Durante la Misa Crismal, los sacerdotes renuevan sus promesas hechas en el día de su ordenación, reafirmando su compromiso de vivir en obediencia a su obispo, de servir al pueblo de Dios y de celebrar los sacramentos con devoción. Esta renovación fortalece los lazos de unidad y fraternidad entre el clero y renueva su dedicación al ministerio sacerdotal.
Óleo de los Catecúmenos: Utilizado en el sacramento del Bautismo, este óleo simboliza la fuerza y la protección de Dios para aquellos que se preparan para recibir este sacramento.
La participación en la Misa Crismal es una oportunidad para que los fieles se unan en oración y celebren la riqueza de los sacramentos. Es un momento para agradecer a Dios por el don del sacerdocio y por los sacramentos que fortalecen y sostienen la vida cristiana. Además, la Misa Crismal invita a todos los miembros de la diócesis a renovar su compromiso con la misión de la Iglesia y a vivir con mayor fervor su vocación cristiana.
"Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama."
Lucas 22:19-20
Este curso anual, realizado en el colegio Inmaculada Concepción, reunió a ministros actuales y nuevos designados, enfocados en la distribución de la Eucaristía y la visita a los enfermos. Monseñor Lugones destacó la importancia de este servicio, enfatizando la necesidad de discreción y preparación espiritual, ya que llevar el Señor sacramentado a los enfermos requiere empatía y un profundo compromiso con la misión de parecerse a Jesús. Durante las jornadas, los participantes recibieron formación teológica y práctica, y participaron en celebraciones litúrgicas y cantos eucarísticos, guiados por el presbítero Alejandro Silva y el coro diocesano.