Mensaje de la fiesta patronal (2024)
1 Sam. 2;1-3.6-8. Lc.1;46-55
Querida Comunidad Diocesana: Nos reúne hoy el amor del Padre Dios, Jesucristo el hijo de María, Príncipe de la Paz y el Espíritu Santo, quien inspira la devoción, sostiene la fe y genera la caritativa fraternidad de nuestro pueblo.
El Cántico de María, se inspira en el cántico de Ana, la madre de Samuel1 , pero su tono es mucho más personal…Aparecen tres actitudes en el cántico de María que nos ayudan a la reflexión:
1.GRATITUD-REVERENCIA: Mi alma canta la grandeza del Señor: Dios Creador, animarnos a engrandecer al Dios de la vida, dejar cantar al alma… El hombre es creado para Dios, su fin y su magnífica meta. En momentos de perplejidad y tristeza debemos reconocer al Dios con nosotros, que guía la historia y se ha hecho carne para caminar junto a su pueblo.
Una de las fragilidades que se destacaron en las Asambleas vicariales del año pasado y que trabajaremos este año con los consejos parroquiales: nos desafía a ser una Iglesia más abierta y cercana a todos. Le pedimos a María, que se alegra y regocija en Dios su Salvador, que podamos llegar a ser una Iglesia con apertura de mente y corazón que manifieste el amor de Jesús el Salvador, que hace salir el sol sobre malos y buenos. Una Iglesia que, por su cercanía, nos comprometa a ser artesanos del encuentro, no dueños jerarquizados, sino servidores del encuentro y trabajadores sencillos y humildes de la paz, constructores del Reino instaurado por Jesús, desde la confianza en su gracia y el esfuerzo cotidiano, por el difícil y arduo camino de la paz.
2.ALABANZA: Mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador: Alabar a Dios por la alegría de ser salvados, el gozo en Dios… la salvación de Dios… hoy podemos preguntarnos cómo alegrarnos con tantas tragedias y enemistades a nivel mundial, con la realidad de nuestra querida patria en lo social, político y económico. La alabanza es un levantar la mirada hacia lo más profundo, trascendente, esperanzador, que nos supera, pero nos llena de nuevo vigor, confianza y hasta paz. (1)
Con el Espíritu Santo en medio del pueblo está María (2). Con esta descripción el Papa Francisco nos anima a sentirnos el pueblo de Dios que peregrina en este antiguo y nuevo “Pueblo de la paz”.
Estamos celebrando este Jubileo de la llegada de la sagrada imagen a Argentina y lo haremos hasta el año que viene. La mediación de la Virgen de la Paz no ha cesado, la historia de tantos fieles que han pasado suplicantes frente a su imagen, es un testimonio vivo. Hoy la Iglesia nos pide que salgamos a la variedad de periferias existenciales, al encuentro de tantas personas que necesitan la palabra, el abrazo, la escucha, la cercanía del encuentro. Ella, la Madre, camina por los barrios de nuestra diócesis animando en la esperanza.
3.SERVICIO: Porque miró la humillación de su servidora: el camino de la pequeñez, del servicio. Miró con bondad mi pequeñez: la palabra griega traducida por pequeñez incluye el sentido de humilde condición social y de humildad delante de Dios. María es la humilde esclava del Señor, cuya elección para ser la Madre del Mesías manifiesta la predilección de Dios por todos los pobres de la tierra (3).
Pero… podemos preguntarnos: ¿Por qué los pobres son los privilegiados? ¿Es qué los pobres son mejores que las demás personas? Jesús nunca afirma que los pobres por el hecho de serlo son mejores que los ricos, la única razón es que son pobres y oprimidos, y Dios no puede ser neutral ante tanta desigualdad, injusticia y desprecio, porque tiene: “entrañas de misericordia…el Señor sostiene a los humildes y humilla a los malvados hasta el polvo”4 . No será posible la plenitud del Reino sin esta atención diferenciada, que Jesús asume desde el principio: Dios no puede reinar ante los injustamente maltratados.
El Papa Francisco se pregunta: ¿Por qué nos acostumbramos a ver cómo se destruye el trabajo digno, se descarta a tantas familias, se expulsa a los campesinos y se abusa de la naturaleza? Y responde: Porque en este sistema se ha sacado del centro al hombre y se lo ha reemplazado por otra cosa. Porque se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia (5)… y propone entonces: “la globalización de la solidaridad” de la que todos nos tenemos que hacer cargo.
Madre de la Paz: enséñanos a caminar nuevamente el sendero del diálogo, hablando a tiempo, recorriendo la costosa ruta del encuentro, saliendo de nosotros mismos.
Líbranos en la Iglesia y en el mundo de los fundamentalismos, con sus consecuencias físicas síquicas y espirituales, cercenando la libertad y la voluntad de personas y pueblos enteros. Danos luz y unión de voluntades para unirnos frente a las ambiciones nunca satisfechas del “capitalismo salvaje”, que quiere hacer de los pueblos empobrecidos: esclavos a perpetuidad.
Sacudidos por el sombrío temor de la inseguridad y la oscuridad de la violencia, que enceguece, mata y deja heridas abiertas, te pedimos el consuelo de Dios (6)
Nuestro pueblo fiel siempre va a María, ella es la que vela, cuida, anima y ve las necesidades y urgencias de sus hijos, es la intercesora ante su Hijo, Jesucristo principio y fin de la vida de los hombres, quien ha venido para ser fuente de salvación.
Dice Francisco: Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio…Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia…María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida (7) Así sea.
Mons. Jorge Lugones SJ
Obispo de la Diócesis de Lomas de Zamora
1. 1 Sam. 2, 1-10
2. EG 284
3. Biblia Libro del pueblo de Dios. Nota Lc 1,48
4. Sal 147, 3.6
5. Encuentro de Movimientos Populares. 28/10/14 (Roma)
6. Homilia Lugones sj 24-1-2015
7. EG. 285-28